El pinche 2

Juan Manuel Badillo

Recibí un correo perturbador: ex compañeros de la universidad invitan a la fiesta para festejar 25 años de la generación y desde ese día no he podido dormir bien.

Despierto bañado en sudor por las madrugadas, sueño con sombras que me persiguen y que hay zombies con camisetas del equipo de los Pumas de la UNAM escondidos debajo de mi cama.

El mensaje dice, palabras más, palabras menos, que se aceptan propuestas para el menú: sopa aguada o arroz, que si quieren música grabada o grupo versátil, que si habrá cumbias o rock, que si la vestimenta será formal o de negro.

Por muy ex compañeros de pupitre que hayan sido, es extremadamente raro que gente que no has visto en 20 años, personas que no tienes la menor intención de verlos en los siguientes 20, te pregunte, de la noche a la mañana, si quieres comer sopa aguada o arroz blanco.

Es como si hubieras vivido dos décadas con alguien y no te hayas dado cuenta que la señora de la casa se fue hace mucho tiempo, que la mujer agarró sus cosas, sus hijos, el perro, y te dejó una nota sobre la mesa: “Pagas el gas, se deben dos meses y de paso ¡te vas al diablo!, o a la casa de tu mamá, que es lo mismo”.

Tan surrealista como cuando vas caminando tranquilamente en la calle, pensando en el mejor argumento para no lavar los trastes de la mañana, cuando aparece un tipo mal encarado y te dice: “¡Cómo estás pinche 2! ¡Queeeeeé güeeé!, no te acuerdas de mí!”

Haces cuentas y descubres que han pasado 20 años, que efectivamente no recuerdas tener amigos que se visten como sicario del señor Chapo Guzmán y que hacía mil años que nadie te llamada “Pinche 2”.

Pertenecí a una generación donde todos tenían como sobrenombre el número que ocupabas en la lista de asistencia. El profesor se pasaba por el arco del triunfo las teorías de Freud sobre la construcción de la personalidad en la adolescencia y te reducía a un simple número.

El problema cuando eres un número es que nunca puede superarte, es decir que nunca serás “El pinche 3”. La ventaja es que tampoco pueden degradarte y ser “El pinche 1”. Estás condenado de por vida a ser “El pinche 2”.

Total, que recibo la invitación y de inmediato borro el mensaje, procedo a vacíar la papelera, reseteo la computadora y trato de olvidar lo sucedido…pero no sucedió.

Viene a la memoria la última vez que alguien quiso organizar una fiesta de generación.

Vas a la reunión y descubres que la chica de la universidad, esa hermosura a la que tanto rogaste para que anduviera contigo, terminó casada con un tipo más feo que tú, más panzón que tú y más torpe que tú.

Luego están los ex compañeros de clases que no encontraron nunca un trabajo relacionado con la carrera, pero montaron una papelería en su casa y ahora se auto definen como “emprendedores”.

Que el gordo amanerado que tanto mal te caía sigue siendo un gordo amanerado y te todavía te cae mal.

Te das cuenta que ser parte de “una generación de la universidad” muchas veces no tiene sentido, que son gente con la cual compartiste un trozo de tu vida y nada más; conocidos, muchos de ellos, que te son tan indiferentes como una boletera del metro en la ciudad de México o la cajera de un banco.

Tu ex compañero, el que era tu mejor amigo, está en el mismo trabajo de siempre y no tiene dinero para tomar un taxi; te pide prestado para poder regresar a su casa y descubres que también estás en el mismo trabajo de siempre y que tampoco traes dinero.

Deciden entonces caminar juntos rumbo al camión hablando de los años maravillosos de la universidad y diciendo cosas tan absurdas como: “¿Te acuerdas cuando queríamos cambiar el mundo”. FIN

 

Murió el vampiro mexicano: Germán Robles.

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Fue el autor del famoso logo de Televisa

La madrugada de este sábado, 21 de noviembre, murió el vampiro mexicano, Germán Robles, a los 86 años.

Fue el autor del famoso logo de Televisa y de uno de los mejores vampiros del cine, después de Bela Lugosi.

Actor, dramaturgo, profesor, locutor y diseñador.

Mantuvo, hasta el final, su escuela de actores, por el rumbo de Coyoacán.

Germán Horacio Robles (Gijón, España, 20 de marzo, 1929),emigró de España y llegó a México a los 17 años.

Debutó como actor en el teatro en 1952 en la obra El mártir del Calvario. En 1957 debutó en el séptimo arte en la película El vampiro (Fernández Méndez), después haría El ataúd del vampiro.

Participó en más de 90 filmes: El jardín de la Tía Isabel (Felipe Cazals, 1971); El arte de engañar (Carlos Enrique Taboada, 1972); El jinete de la divina providencia (Oscar Blancarte, 1991); Fray Bartolomé de las Casas (Sergio Olhovich, 1993);La paloma de Marsella (Carlos García Agraz, 1999), y La leyenda de la nahuala (Ricardo Arnaiz, 2007), entre muchas otras.

También actor de doblaje de voz, y considerado pionero de la televisión, trabajó en 600 teleteatros.

Prestó su voz para cintas como El Padrino, La historia sin fin, Terminator, 13 guerreros, Daredevil, Ratatouille,  Tron, Robotech, entre muchas otras.

Corto mexicano busca el premio Oscar

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Juan Manuel Badillo

“Contrapelo” de Gareth Dunnet Alcocer se encuentra la lista de los 10 películas de cortometraje que luchan por llegar a la terna que peleará por el premio Oscar en 2016.

En la único película mexicana en este formato que compite por la codiciada estatuilla y la primera producción “profesional” de este realizador nacido en Querétaro.

Dunnet Alcocer no se imagina asistiendo como candidato al Teatro Kodak de Los Ángeles. “Mejor no pienso en eso, para no mal viajarme (hacerse ilusiones)”, dijo en entrevista.

Por lo pronto, la noticia, que ya hizo eco en las revistas especializadas de cine en Hollywood. ha servido “para callar a quienes creían que nada más me estaba haciendo güey”, dijo el realizador de 31 años.

La película sobre un peluquero que está en la disyuntiva de cortarle el pelo o la garganta a un narco mexicano, despuntó de una lista de 144 proyectos de una cantidad similar de países. “Quería hacer conciencia sobre lo que pasado en este país”, dijo sobre la temática.

La historia está inspirada en el cuento corto Espuma y nada más del escritor colombiano Hernando Téllez, sobre un militar y un barbero. “Lo leí a los 10 años y nunca se me olvidó”, declaró.

El guion y la dirección es de Dunnet Alcocer y Liska Ostojic. Produce la vietnamita Pin-Chun Liu, el primo del director Molo Alcocer y dos productores ejecutivos, Evan Anderson y Stewart Blair.

El corto de 19 minutos se estrenó en Tribeca de Nueva York en 2014 y en el pasado Festival Internacional de Cine de Monterrey, México.

Gareth Dunnet Alcocer es egresado del American Film Institute de Los Ángeles, ciudad donde radica desde hace 4 años. Como realizador tiene una lista de ocho cortometrajes hechos en las escuela.

Nació en Querétaro y emigró para poder estudiar con lo que soñaba: el cine. “Cuando yo estudiaba acá no había las posibilidades que hay ahora”, aclaró

Su plan, como director, es “poder hacer cosas en los dos lados (México y Estados Unidos)”, dijo.

Con Contrapelo buscaba lo que todo buen cineasta busca: «Contar una buena historia y que le diga algo a la gente”, aclaró.

 

El principito

 

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Juan Manuel Badillo

El primer acierto del cineasta estadounidense Mark Osborne fue haber hecho una adaptación libre de El Principito (Le petit prince), clásico de la literatura francesa de Antoine de Saint-Exupéry (Lyon,1900-Isla Riou, 1944).

El otro acierto del director es llevar el cine de animación a un nivel más alto de perfección.

En otras palabras y para que me entienda: la película y la novela van de la mano, pero cada quien por su propio camino.

La película tiene, además, distintas estilos de animación y es una fiesta de color y texturas pocas veces visto. Pixar debe estar preocupada por la calidad animada de esta película.

Eso significa que usted, apreciado conocedor de la obra literaria, encontrará en la pantalla personajes que no están la novela y se cuentan cosas que el autor no incluyó.

Por si fuera poco el atrevimiento, el director de Kung Fu Panda y Bob Esponja, ofrece una versión con todos los males de la vida moderna, tecnificada y neurótica.

Los puristas dirán seguramente que la película es mala porque no se parece al libro, pero si fuera lo contrario dirían lo mismo: que es mala porque es igualita a la historia original.

Los detractores entonces lamentarán profundamente haber ido ir al cine a pagar casi 100 pesos por un puñado de palomitas y otros 100 pesos por un refresco de cola rebajado con agua.

Pensará que mejor hubiera sido quedarse en casas con ese libro que seguramente leyó en su tierna adolescencia y que tantos buenos recuerdos le ha dejado en su vida.

Correrá a contarle a sus hijos o nietos de cuando leyó El principito y le dirá a su prole que esas eran buenas historias, profundas, sabias , bonitas, y nos las burradas de ahora. Sus hijos, que no han leído El principito y que no piensa leerlo, pensarán con sobrada razón que su padre o su abuelo ya está “chocheando”.

Que la película de El principito no sea lo mismo que el cuento de El Principito, permitirá mantener tranquilos a los lectores puristas que temen ver hechos añicos sus sueños. No vaya siendo que El principito de Saint-Exupéry aparezca en el cine con el rostro Christian Castro y que el aviador del cuento sea Ignacio López Tarso.

Todas las adaptaciones literarias del cine corren el mismo riesgo: ponerle rostro de famosos a los personajes milenarios y ahorrarnos la molestia de imaginar. Gracias al cine, por ejemplo, descubres que el héroe de La Odisea de Homero, el musculoso Aquiles sea Brad Pitt (Troya, Wolfgang Pettersen) y desde entonces no hay manera de ver con otros ojos La Odisea de Homero, sin un elenco de gym de la Condesa. Que Jesús de Nazareno, en las películas mexicanas, habla como un turista español y tiene la cara de Enrique Rambal (El mártir del calvario, 1952).

Como todos los buenos cuentos para niños, El principito fue escritor por un mayor de edad y de eso va el asunto: de la visión adulta sobre el mundo de los niños. Los niños, aclaremos, no escriben para otros niños, escriben, si es que escriben, para su amigo imaginario o su muñeco T-Rex.

Antoine Marie Jean-Baptiste Roger Conde de Saint-Exupéry fue militar antes que escritor, aviador antes que artista, aristócrata y aventurero. Fue acusado de se expía que trabajaba para los alemanes y un día de tantos, en un vuelo de reconocimiento, nave y piloto desaparecen y no se vuelve a saber nada. Una historia de la vida real más interesante que la de James Bond, el agente 007. FIN

 

 

 

“No hago películas para los cines”: Luis Eduardo Aute

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El cantante y cine realizador presentó en concierto su película Vincent y el Giraluna

Juan Manuel Badillo

Los conciertos del español Luis Eduardo Aute son ahora interactivos, es decir, que toca, canta y presenta sus películas animadas.

Eso hizo el cantautor de 72 años, con Vincent y el gira Luna en el Trova Fest de Querétaro, la noche del sábado 14 de noviembre, en la Plaza Fundadores de esta ciudad.

Película inspirada en el genio dramático Vincent van Gogh (1853-1890) y sus girasoles amarillos.

Corto animado que es parte de su nuevo disco homenaje Giralunas, producción con 15 de sus éxitos son interpretados por jóvenes cantantes.

Dijo el cantante de “Sin tu latido” que no hace películas para los cines y que no le afecta que no las ve al grueso del público.

“No está hecha la película con al pretensión de que se estrene en cines ni nada ni para festivales, pero si alguno está interesado por mi con gusto”, informó.

Tampoco le mueve que en cada dibujo deje los ojos y se le vaya la vida encerrado en si casa haciéndolas.

“Las hago para mi y ya luego si esa película tiene laguna razón de ser, si luego tiene un poco de calidad, que aguante el paso de tiempo, ya será”, agregó.

La película se presentó en el GIFF de Guanajuato a mediados de 2015 y luego fue parte del disco nuevo.

“Mi propósito es experimentar con ese tipo de animación, dibujar y contar una historia y presentarlos en el medio que sea más efectivo”, dijo.

Como director de películas animadas, Luis Eduardo Aute tiene dos títulos: Un perro llamado dolor (2001), inspirada en la obra de su paisano, el cineasta Luis Buñuel, y Vincent y el Giraluna, (2015), además de varios cortos para televisión.

Dibujar es un trabajo que me da mucho placer, me gusta mucho dibujar, lo que pasa es que dibujo cada vez con más rigor, tardo más tiempo en elaborarlos”, explicó.

“Luego cuando ese dibujo se va a mover, cuando ese dibujo cobra vida, la alegría es muy grande”, agregó.